Homenaje a un año de su partida
EL PEQUEÑO CHIFLORETO
Alfonso Guerrero García nació en Bucaramanga el 23 de enero de 1934. Desde que aprendió a caminar fue un niño hiperactivo. Necesitaba estar haciendo algo todo el tiempo, aunque fuera descabellado: como arrojar su ropa y sus zapatos desde la ventana del segundo piso de la casa donde nació, en la calle 31 con carrera 12 del antiguo barrio La Payacuá. Su papá le decía «el chifloreto» y hasta le puso una niñera para que estuviera atenta a sus ocurrencias y no se hiciera daño. También le gustaba subirse a la mesa del comedor para dirigir con una cuchara de palo, a modo de batuta, a una banda imaginaria acomodada a su alrededor. Era evidente que la música ya le corría por sus venas.
Al cumplir los 7 años, su papá lo matriculó en la Escuela Sotomayor, que quedaba en la carrera 25 con calle 45 (aún se conserva la fachada de la edificación). Esta era la edad en que los niños entraban a la escuela para que les enseñaran a leer y a escribir. Pero a Alfonso nunca le gustó la escuela, a él lo que le gustaba era ver a su progenitor interpretar sus instrumentos musicales. Entonces, como lo hiciera don Venancio con él, don Juan Nepomuceno inició a su hijo en el estudio del violín y también, como lo hiciera su padre, solo lo dejaba salir a jugar con sus amigos después de que le mostraba la lección aprendida.
En la misma escuela estudiaban tres niños de apellido Pico: Hernán, Jorge y Manuel, quienes sabían tocar tiple, guitarra y maracas, respectivamente. El padre de los hermanos Pico no era músico, se llamaba Manuel de Jesús Pico Galvis y era el director de la Higiene Municipal, lo que hoy llaman la secretaría de salud. Alfonso ya llevaba un año aprendiendo violín bajo la tutela exigente de su padre y se había hecho amigo de los tres niños Pico, con quienes compartía la afición por la música.
Cierto día, en un centro literario de la escuela, Alfonso y los hermanos Pico mostraron sus habilidades interpretativas, lo que impresionó a uno de los profesores, quien se atrevió a pedirles a don Juan y a don Manuel que le permitieran organizar un conjunto musical con los cuatro niños. Los padres accedieron y el conjunto se convirtió en el atractivo principal de los actos culturales de la Escuela Sotomayor y de otras escuelas a donde eran llevados por el profesor, como representantes del talento y el modelo pedagógico de la suya.
Apartes del libro escrito por, Pacho Centeno, el cual se presentará con la intervención musical de la Rondalla Bumanguesa, heredada por Juan Carlos Guerrero, hijo del maestro.
HOMENAJE PÓSTUMO, Auditorio Luis A. Calvo de la UIS, Martes 19 de Julio – 7:00 p.m.
Entrada Libre
LA RONDALLA BUMANGUESA
Agrupación que interpreta música colombiana Andina, fundada en 1948 bajo la dirección del Maestro Gilberto Moreno en la flauta, Juan Guerrero (Violín), Julio Enrique Azuero (Violín), Jesús Ramírez Rueda y José de Jesús Vargas (Bandolas), Víctor Amaya y Carlos Mariño (Tiple) y Juan Moreno (Guitarra).
A lo largo de sus 74 años de historia, muchos interpretes han compuesto su nómina y algunas variaciones se han dado en su composición instrumental. En 1952 entra a ser parte como violinista el Maestro Alfonso Guerrero García, donde comparte atril con su padre el Maestro Juan Guerrero.
En 1961 muere Gilberto Moreno, y el Maestro Alfonso Guerrero, asume como director e interprete del Violín, Saxofón y Clarinete hasta el año 2017, año en que se hace cargo como director y pianista su hijo, el Maestro Juan Carlos Guerrero Vega.
DIRECTOR: JUAN CARLOS GUERRERO
Músico de Bucaramanga, saxofonista y pianista graduado en la Universidad Autónoma de Bucaramanga-UNAB con el título de Maestro en Música, con gran experiencia, haciendo parte de diferentes agrupaciones musicales como: La Orquesta de Alfonso Guerrero, la orquesta de Germán Carreño, La Banda Sinfónica de Santander, La Rondalla Bumanguesa, y director de sus propias agrupaciones como Batanga orquesta, Juan Carlos Guerrero y su grupo y como Solista.
