Además de su alegría, su tranquilidad para tomarse las cosas complicadas de la vida y su dejo al hablar, lo que más me gusta de los veleños es su autenticidad y, dentro de esa autenticidad, el orgullo que sienten por su tierra, por lo suyo. Aunque hay elementos, especialmente relacionados con la agresiva transculturación mexicana, que bien valen la pena discutirse (pero no en este momento), la identidad cultural del veleño tradicional es un buen motivo para darle la bienvenida a Patricia Ariza al Ministerio de Cultura.
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